definida 'alma y estómago de Oviedo' por escritor Ignacio Noriega, está situada en el corazón de la Oviedo Monumental. Convertida en centro de la vida nocturna y diurna de la ciudad y a pocos pasos de la Plaza del Ayuntamiento, el Fontán ofrece al visitante, además de la posibilidad de beber 'culinos de sidra' a buen precio o, si la visita coincide con los días de mercado, de encontrar 'alguna ganga', una perspectiva de la evolución de la Capital del Principado. ¿Por qué?
Porque en lo que ahora es el Fontán, hace unos cuantos siglos, había un lago. Un lago, que se convirtió en lugar de retiro para las familias nobles de la Oviedo Medieval. Así comenzaron a construirse las primeras edificaciones. Con el aumento de las construcciones, se decidió desecar el lago, convirtiéndolo en una plaza. Así, surgieron los porticados, lo que en el siglo de Oro pasaría a ser un estupendo Corral de Comedia. En el XVII el Teatro del Fontán, del que hoy solo se conserva la fachada (Blioteca pública Pérez de Ayala) y precursor del Teatro Campoamor, tomó el relevo. Y así a lo tonto, llegamos al siglo XIX. En este tiempo, adyacente a la plaza, ya se había construido el Palacio Urbano de Velarde y el palacio barroco del Duque del Parque. A finales de siglo se destruye el colegio de los jesuitas, del que solo quedará a finales de siglo la Iglesia de San Isidoro, en la plaza del Ayuntamiento. Además en el siglo XX se construyó una plaza de abastos cubierta aprovechando el boom de la arquitecta del hierro.
Este año, puede que el Ayuntamiento de Oviedo nos sorprenda colocando en el centro de la Plaza del Fontán, el Belén, que en época navideña ha adornado durante años la Plaza de la Catedral.