Locuaz, divertida, de mirada penetrante y sonrisa sincera, así es Martha Canga Antonio la actriz revelación protagonista de Black, un largometraje de dil El Arbi y Bilall Fallah adaptación cinematográfica de los homónimos y exitosos libros del escritor belga Dirk Bracke. Nos encontramos al día siguiente de la presentación oficial de la película en el Festival de Cine de Gijón: “Estoy muy contenta de la acogida del público”, declaraba sonriente, “Antes de la proyección todo el mundo estaba expectante”, recuerda. Y es que Black es una de esas historias que tienen todos los ingredientes para triunfar: un amor imposible entre los miembros de dos bandas rivales abocado a la tragedia, pasión, emoción y mucha fuerza; todo en una Bélgica marginal, hasta ahora desconocida. “Nunca se había hecho algo así, por lo menos no en mi país”, comenta Martha, “Estoy muy orgullosa de lo que hemos hecho”. Marwan, interpretado por Aboubakr Bensaïhi y ella, Mavela en el film, dan vida a unos Rome y Julieta contemporáneos. En este caso no son las familias las que se oponen a la relación, sino los clanes y las bandas a las que pertenecen. Enamorarse de un “enemigo” está más que prohibido. “La historia de amor es el hilo conductor”, asegura, “pero hay mucho más. La película hablar de situaciones cotidianas en los barrios marginales de Bruselas”.
Black ha sido su primera película, pero también su primera vez como actriz. “Todos los miembros del reparto son gente de la calle”, asegura. Aunque parezca increíble viendo el resultad final, Canga cuenta como el Casting se hizo por la calle, y en escuelas. “Necesitaban un montón de gente de color”, dice. Ella se presentó al casting por casualidad. “Era muy fan de los libros, acababa de leerlos y al poco tiempo vi un anuncio en Facebook en el que buscaban personas para participar en la película. Y pensé: ¿por qué no?”. Amante de los retos, pensó que sería una buena oportunidad para ponerse a prueba. Pero no fue fácil: “Hice la prueba pero no me llamaron, mandé emails a los organizadores del casting y nada. Hice a mis amigos que hicieran los mismo. Algo dentro de mí me decía que tenía que seguir intentándolo. Llamé y me contestaron que me daban el papel”. Nunca imaginó que conseguiría el papel protagonista, “formar parte del rodaje ya me hubiera parecido un sueño o unos segundos en pantalla”, recuerda sonriente. Asegura que no fue un trabajo fácil pero para meterse en el papel de Mavela, nuestra Julieta, se metió en la piel de una joven de 15 años. “Todos hemos tenido esa edad en la que nos hacemos preguntas, y somos más rebeldes”. “La película cuenta la historia desde el punto de vista de una adolescente, así que eso hice, sin pensar en nada más”. A pesar de haber escenas realmente duras, y que llegó a llorar de verdad.
Por el momento no tiene nuevos proyectos cinematográficos a la vista, pero está disfrutando mucho llevando al mundo esta otra versión de Bélgica. “Me gustaría seguir dedicándome a ello, pero ya se verá”. A pesar de hablar varios idiomas, de hecho la entrevista se desarrolló en inglés y en español con el apoyo de Irene como intérprete, asegura que pronunciar Gijón es realmente difícil. Espera poder volver por Asturias “para practicar el español”.