Bianca Roma


Con la nieve en los talones. 


Roma se ha despertado con ganas de vestirse de blanco, así que a primera hora de la mañana se ha puesto manos a la obra. Como resultado, una ciudad divida. Por un lado los niños miraban atónitos a través de los cristales deseando que los copos cuajasen para poder salir a jugar. Y por otro los mayores, no teniendo más remedio que ir a trabajar, maldecían el retraso de los transportes. 

Pero si nunca llueve a gusto de todos, mucho menos puede nevar. 
De todas maneras es algo que no pasa no pasa todos los años, ya que hace varias décadas que la Ciudad Eterna no se dejaba ver cubierta de nieve.







Y lo que queda...