Quanno è sera



Con nocturnidad y alevosía.
Así se disfruta de la Roma de los artistas, los escritores y poetas.
Aunque no todo es literatura, también es la Roma de los borrachos, los pillos y los locos.

Una noche cualquiera, como todas las demás, y a la vez como ninguna.
Perderse, dejarse llevar, vagar entre las callejuelas de piedra, no aptas para tacones de vértigo,
es siempre la clave. Roma se vive de día, pero se disfruta realmente de noche.

Quizás habla la fijación por los faroles, o la obsesión de fotografiar una luna brillante llena entre
dos nubes en un cielo raso. Pero la magia existe en la noctunidad romana. Los gatos se pasean con libertad entre las sobras, y las dinamos de las bicicletas rompen un silencio que cala hasta los huesos.
















Es fantástica.