En el Festival Internacional de cine de Gijón no cuenta solo el cine; Se tiene especial cuidado en que las personas que participan en él, sean actores, actrices, directores, dibujantes o productores, se sientan como en casa. Es un Festival que está creciendo, pero no se olvida de mimar a sus protagonistas. Las personas cuentan y verles sonreír aún más.
Pero también son importantes lo espacios: Siguiendo mi propio itinerario cinematográfico, he ido a ver películas a los míticos Cines Centro en el Centro Comercial San Agustín (¡mi primera vez sola en un cine!), he vuelto a mi querido Teatro Jovellanos y he descubierto un espacios magnífico y totalmente desconocido para mí: el Centro de Cultura Antiguo Instituto.
A a continuación os muestro algunas de las fotos que hice acompañadas por algunas (mínimas) nociones geográficas e históricas. Quién sabe, igual consigo despertar en vosotros un poco de curiosidad y os pasáis vosotros mismos por allí.
¡Vamos allá!
Teatro Jovellanos
Situado en el Paseo de Begoña, en el centro de Gijón, se inauguró en 1899. Con un aforo de 1300 personas pretendía aunar en el mismo espacio cultura y ocio. En sus inicios recibió el nombre Teatro Dindurra, en honor a su benefactor. Herencia de aquel nombre es el café Dindurra, situado justo al lado del Teatro y todavía hoy en funcionamiento y muy conocido en el XIX por las personalidades que participaban en sus tertulias.
Primero fue la Ópera, después el teatro y los conciertos sinfónicos. No faltaban los bailes de máscaras o las fiestas en una ciudad efervescente, a la que el mar había la había colocado entre los enclaves costeros más relevantes de la Península.
Durante la guerra es bombardeado y reconstruido después con el nombre de Jovellanos. El tiempo pasa y el cartel, menos animado, sigue ofreciendo diversión y entretenimiento. Hasta el auge de la televisión, que deja cada vez más vacío al Teatro, que tiene que cerrar sus puertas en 1989, para volver a abrirlas 5 años después. En 1995 se reinventa, y como el Ave Fénix, vuelve a brillar en el Paseo del Broadway Gijonés.
Sentarse en los butacones del Jovellanos es siempre una experiencia. La atmósfera amarillenta y el olor característico de los asientos de piel, parecen transportar al espectador a un tiempo pasado y terriblemente idealizado. Sentarse aquí, es hacerlo en la historia, en la tradición y en la ilusión de un buen espectáculo.
Aquí disfrutamos de:
- La delgada línea amarilla de Celso García, premio a Mejor guión y Premio Especial del Jurado.
- Je suis un soldat de Laurent Larivière.
- Gala de clausura: One Breath de Christian Zübert.
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Cines Centro - Centro comercial San Agustín
El centro comercial se inauguró en 1998, y sus cines son los únicos albergados en el centro de la villa marinera. Casi todas las películas del festival pasaron por aquí.
¿Palomitas grandes o pequeñas?
Aquí asistimos a:
- La calle de la amargura de Arturo Ripstein- Premio a mejor director.
- Psiconautas: los niños olvidados de Alberto Vázquez y Pedro Rivero.
- Island of mine de Martin Zandvliet - Premio del público.
Centro de Cultura Antiguo Instituto
Sin lugar a dudas, el Antiguo Instituto fue el que me conquistó. Descubrir un edificio de estas características en pleno centro de Gijón fue una auténtica maravilla. La magnifica estructura de las escaleras, el patio neoclásico protegido por una cristalera, el trasiego de los periodistas, o el bullicio de lo chavales que actualmente estudian en la parte superior del centro, son algunos de los elementos que llamaron mi atención. Un edificio clásico, pero terriblemente moderno. Actualmente alberga un centro de cultura Antiguo Instituto, un lugar de referencia para la creación, producción y difusión artística.
Pero fue construido para fines totalmente diferentes: Jovellanos colocó, en 1797, la primera piedra de lo que se llamó Real Insituto Asturiano destinado a impartir formación científica y técnica en materias como minería y marina, piezas fundamentales de economía asturiana.
El tiempo pasa, y aunque las disciplinas que se imparten no sean las mismas, sigue siendo un referente de aprendizaje. El edificio se adapta al día a día, ofreciendo, además un interesante programa de eventos y exposiciones. Así, durante el Festival se podía disfrutar de: "México fotografiado por Luis Buñuel" (en cartel hasta el 10 de enero).
También se desarrollaron diferentes actividades en La Laboral (post antiguo) y en el Centro Integrado de Gijón Sur (que aún no conozco) pero, un poco por falta de tiempo, un poco porque cada uno se hace su propio itinerario dentro del Festival y el mío, casualmente giraba entorno a los tres edificios precedentes.
Sin duda, otro de los protagonistas indiscutibles de este evento - el cuarto espacio en discordia- es la propia ciudad de Gijón. Una villa marinera, que acoge a los foráneos como autóctonos para hacer que se sientan como en casa. La frases más repetida durante las entrevistas hacían referencia a la calidez de la gente y a la belleza de su mar.