Piazza Vittorio, en el corazón del Esquilino, representa la realidad de la
capital romana más que ningún otro rincón de la Ciudad:
Una urbe rica en culturas en la que cada vez se ven más rostros de ojos rasgados, o color ébano, pero que cotinua manteniendo una fuerte impronta.
Entre los bancos de este parque, que radica sus orígenes en el Ottocento, se pueden ver prácticas deportivas orientales o juegos de azar europeos acompañados de ritmos africanos
bajo el sol de la primavera.
capital romana más que ningún otro rincón de la Ciudad:
Una urbe rica en culturas en la que cada vez se ven más rostros de ojos rasgados, o color ébano, pero que cotinua manteniendo una fuerte impronta.
Entre los bancos de este parque, que radica sus orígenes en el Ottocento, se pueden ver prácticas deportivas orientales o juegos de azar europeos acompañados de ritmos africanos
bajo el sol de la primavera.