El secreto del secreto.
Su posición privilegiada en el centro del Aventino, rodeada de jardines
y templos antiguos, y la perspectiva que ofrece de la Cúpla de San Pietro la han convertido en la "Cerradura" más famosa de Roma. Las colas de curiosos para hacer la foto a través del enigmático portón son parte de la arquitectura de la fachada principal.
¿Y qué se esconde detrás de esta magnifica estructura? A través del hueco de la cerradura se atisba un jardín, con árboles frondosos, que nos conduce directamente al Vaticano.
¿Sólo eso?
Detrás del portón, y después de recorrer el sendero rodeado de vegetación,
se llega a la Villa del Priorato di Malta. Es decir, la joya arquitéctonica que acoge la sede histórica del Gran Priorato de Roma de los Caballeros de Malta, hoy conocido como Soberana Orden Militar de Malta (de cuya labor hablamos el otro día). Como particularidad, goza del derecho de extraterritorialidad como cualquier embajada desde 1869.
Un edificio que data ya del siglo X, y que a lo largo de los años se ha ido modificando hasta conseguir la apariencia actual. Los primeros a ocuparlo, debido a su posición privilegiada sobre el Tíber, fueron los templarios. Sería en el siglo XVII cuando Paresi se encargase de dar forma al patio, recreando un ambiente mágico entre fuentes y labertintos, que a su vez hace homenaje a los caídos durante las labores "militar" de la Orden con varios bustos de inspiración romana. Para completar la estructura, al otro lado del Jadín, se encuentra la blanca y radiante Iglesia de Santa María del Priorato.
¿Y el interior?
Impresionante. Un decoración rococó, pero no demasiado recargada, en la destacan un número considerable de obras de arte de inestimable valor a lo largo de verias galerías. Mientras que en el piso superior encontramos la Sala más noble, la más ilustre por su función, en ella vienen nominados los Grandes Maestros. Además puede disfrutarse de una panorámica envidiable de la ciudad.
Quizás las imágenes no son las mejores.
Las posibilidades entre los limoneros eran infinitas, pero espero haber conseguido transmitir la alegría y la admiración que sentí yo al otro lado del "Portón". Una experiencia única, así como una visita posiblemente irrepetible, ya que siempre está cerrado al público. Incluso ayer lo estaba, únicamente los miembros de la Orden o lo que gozasen de una invitación podían recorrerlo. Sin duda es el mejor secreto de Roma por su hermetismo, su ubicación y simbolismo.