Comer pizza en Roma es algo de lo más habitual. La ciudad está llena de lugares donde poder comprarla, ya sea “a taglio” o de tres en tres. Pero llegar a casa después de un largo paseo bajo la lluvia y tener la cocina convertida en un auténtica “Trattoria” no tiene precio.
Justo a tiempo para ayudar con los últimos preparativos. Una pizza en el horno casi dorada, y otra masa esperando sobre la mesa a ser modelada. Ingredientes naturales y una cuidada elaboración.
El resultado: dos pizzas deliciosas.
Y para culminar… Nada de Tiramisú:
El postre de Paula.
- Una cena de Cinco tenedores
para los cinco sentidos.