Once were romans

Despertarse por la mañana y abrir las contraventanas de la habitación con vistas a Los foros imperiales  para que entren los primeros rayos de sol  o tener un apartamento novecentesto en Via del Corso son cosas que suenan muy bien pero que están al alcance de muy pocos. 
Por el contrario, vivir en "Vía Prenestina" es algo mucho más accesible. No es el centro por lo que no está repleta de turistas. Eso sí, no faltan los vendedores ambulantes, los tranvías irregulares, las heladerías, ni las "tavolas caldas" con sus pizzas a "taglio".
Pero Roma esconde, incluso en esta calle, secretos desenterrados de la Edad Imperial. Es una de las vías de tránsito más importantes de la ciudad. Nace en Porta Maggiore, y se prolonga desde que fue trazada por los antiguos romanos hasta la localidad de Praeneste. De donde recibe el nombre.  







Entre un punto y otro se encuentra nuestra casa, y justo al lado, El parque arqueológico de Villa Gordiani.  Este contiene los resto de una vastísima villa patricia de la familia Gordiani. La entrada es completamente libre porque es una área de recreo para mayores y pequeños. Si los infantes se lo pueden pasar en grande jugando en los columpios o corriendo por el césped. Los mayores hacen lo propio: corren, juegan a fútbol... sí, hay una escuela de fútbol. Roma y sus contrastes. La basilica del siglo III d.C, que fue testigo de las primeras celebraciones cristianas, hoy disfruta de enfrentamientos deportivos vespertinos. 


Roma guarda celosamente muchos secretos, y lugares donde huir del caos que la hacen única. Alejarse de la zona centro más turística ayuda a descubrirlos.