¿Quién ha dicho que los domingos son para descansar?
En realidad son para meter la mano en la "Bocca della veritá" y poder sacarla sin un rasguño. Visitar el "Quartiere ebraico" a orillas del "Tevere" y recorrer las callejuelas que se esconden al otro lado del río mientras comienza a llover.
Son para ir a Ponte Milvio, poner entre los miles de candados con declaraciones de amor,
uno en honor de la el "amicizia" .
Y como no, para pasarse por la Columnata del Vaticano.
¡E inventar el Carnaval!