Blu klein






El azul.
El Príncipe azul, el cielo raso, las rosas azules, los helados pitufo...
Mil y una formas de disfrutar de este color, siempre relacionado con la fantasía , lo etéreo o en resumidas cuentas, con la excepción. Es un color con carácter pero a la vez delicado.

Es el color de los sueños, de las noches con luna llena.
Pero también del abismo. Una vesatilidad que le dan la facultad de adaptarse a cada situación.
No por error Yves Saint Laurent hizo célebre el "Klein": el azul de aquel pintor francés.

Y es que a veces basta una pequeña gota de color para escapar de la tristeza y sonreír.
Hay días buenos, muy buenos en los que el sol nos hace arrugar la nariz, y elegimos colores vistosos,  osamos y nos atrevemos. Salimos a la calle, simplemente con la intención de comernos el mundo.
Sin embargo, hay otros menos buenos (no malos!), en los que nos vestimos de oscuro:
buscamos la discreción, la comodidad o la tranquilidad...

Pero en el último momento, antes de cerrar la puerta se nos ilumina una luz,
¿y si hacemos de este día "negro" uno que realmente valga la pena?
Y ahí está, ese toque de color. Esa pequeña chispa.