He de admitirlo, soy una romántica literaria. No porque me gusten los novelones pseudoeroticos, sino por lo que representa para mí la lectura: un momento de relax sin cables, sin baterías que se agotan o sucesiones de pantallas. Puede que sea por eso por lo que aún no le he encontrado a los libros electrónicos, puede que nunca lo haga.
Y es que creo que paso demasiado tiempo delante de una pantalla de ordenador,
y la lectura es uno de esos placeres que se deben "palpar".
Los libros de verdad son esos que se ajan con el paso del tiempo y se van quedando amarillentos,
que ocupan estanterías y hay que pasarles el polvo. Esos que hay que pasarles las páginas y a los que se puede doblar las esquinas a modo de marcador.
El best seller del momento o
los clásicos de siempre.