Mille pagine...




He de admitirlo, soy una romántica literaria. No porque me gusten los novelones pseudoeroticos, sino por lo que representa para mí la lectura: un momento de relax sin cables, sin baterías que se agotan o sucesiones de pantallas.  Puede que sea por eso por lo que aún no le he encontrado a los libros electrónicos, puede que nunca lo haga. 

Y es que creo que paso demasiado tiempo delante de una pantalla de ordenador, 
y la lectura es uno de esos placeres que se deben "palpar". 
Los libros de verdad son esos que se ajan con el paso del tiempo y se van quedando amarillentos, 
que ocupan estanterías y hay que pasarles el polvo. Esos que hay que pasarles las páginas y a los que se puede doblar las esquinas a modo de  marcador. 











El best seller del momento o 
los clásicos de siempre.