León...



León...
cuando uno recorre la Calle Ancha y ve al fondo, los pináculos de la torre de la catedral acariciando el cielo, no se imagina la sensación de encontrarse frente a frente con ella.
Rodeada muy discretamente por ilustres edificios, casi condenada a la soledad en una gran explanada, que la hace aún más magnífica en su compleja simplicidad.

Pero no es el único atractivo de la ciudad... 
El casco antiguo está lleno de pequeñas joyas góticas y barrocas. Y no solo, es innumerable el número de bares y restaurantes que se ubican entre las callejuelas del "Barrio Húmedo".
Sin olvidar, el gran Convento de San Marcos, la basílica de San Isidoro, la calle Ordoño (núcleo comercial de la ciudad) o La casa Botines de Gaudí. Y mucho más, eso sí, reogado con un buen vino del Bierzo acompañando un plato de cecina.




















Esta ciudad que nació como campamento militar de la Legio VI, se consolido con la VI y vivió un gran auge como parte del Reino de Asturias. Aunque ya en el siglo X encabezaba el reino de León, con el tiempo se hizo a sí misma
hasta convertirse en la gran urbe que es hoy.  





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