Bienvenidos al sur:
De las alturas de la colina del "Castel Sant'Elmo" en la colina del Vomero
a Plaza Dante, en pleno corazón de la ciudad. Recorrer la capital de Campania en un solo día es una auténtica aventura. Las prisas se camuflan entre el caos de la propia urbe.
Describirla, por contradictoria, es casi imposible.
Los palacetes urbanos más aburguesados comparten acera con edificios destartalados.
En el centro, entre las estrechas calles de los "quartieri spagnoli" las coladas cuelgan de los tendales que van de un lado a otro de la calle, dandole un aire de otra época. En total oposición, están las Galerias Umberto I en el característicos estilo de finales del Siglo XIX o la Plaza del Plebiscito.
Calles en plena ebullición entre autóctonos, turistas y un tráfico imposible. Hay cosas que solo suceden en Campania: camareros que sacan a bailar, o vespas en las que caben tres, por no decir cuatro, en las que el casco es un accesorio que se prefiere olvidar en casa. Mención especial a la pizza napoletana, de la que cualquier cosa que se diga es poco:
un placer.
Peculiaridades que la hacen única.