Bélgica 2017: Amberes (Antwerpen).
Esta ciudad flamenca situada a orillas del río Escalda y famosa por su tráfico de diamantes se convirtió en nuestra base durante los tres días que estuvimos recorriendo Flandes. Una elección motivada por su situación estratégica cerca de Brujas y Gante y no (por ignorancia) por su interés.
Solo al llegar comprendimos que se trataba de una ciudad llena de contrastes, de un gran valor histórico-artístico y con un ambiente cálido a pesar del frío. La primera noche nos conquistaron tanto la imponente estación de trenes como la torre de la catedral que asomaba tímidamente entre los edificios medievales alumbrada por pequeñas luces. La segunda coincidió con el alumbrado general y la apertura de los mercadillos de navidad caracterizados por el aroma a dulces recién horneados. Y la última nos dejamos llevar por las luces del Castillo de Steen, que es el edificio más antiguo de la ciudad (se alzó tras las invasiones vikingas) y hoy es un punto de referencia en el oficio familiar de la ciudad.
Os confieso que no llegamos a verla de día, ni siquiera vimos las joyerías del barrio de los diamantes abiertas y aún así Amberes nos encantó. Esto demuestra (además de que fuimos un poco cafres), que Amberes es mucho más que piedras preciosas...
